Artista: Justin Timberlake
Álbum: The 20/20 experience 7.5/10
La rola: Suit&tie/Don't hold the wall
RCA records
Durante mucho tiempo existió la duda acerca de un nuevo material de Timberlake por la simple y sencilla razón de que con Futuresex lovesounds, el cantante demostraba que deseaba acercarse al trono de Michael Jackson. Lo cierto es que después de experimentar lanzando a nuevos talentos a través de su sello discografico y de lograr tener las puertas abiertas de la industria, el cantante regresa con tal sofisticación que de repente Justin parece no ser mas Justin, si no una extraña variación futuristica.
Su tercer placa en 6 años, The 20/20 experience, es un trabajo que explota las mejores cualidades del cantante, que básicamente es su voz y su físico este último puede resultar algo extraño tratándose de música pero lo cierto es que este disco tiene un toque cinemático que se convierte en el arma de doble filo, pues si bien eso ayuda a dar una dimensión mas profunda a sus temas, en algunos esta característica los vuelve en puntos débiles de un trabajo, que para el tiempo de espera no debería defraudar, como un soundtrack de una película de acción que peligrosamente puede aburrir.
Producido por Jerome Harmon y presentando el regreso del icono caído del hip-hop Timbaland, Justin se acerca al pop a través de capas enteras de sonidos que navengan entre la electronica, el hip-hop y el r&b que se conjugan en una continua sinfonía de temas que rozan mas de los 6 minutos, cada uno de los tracks que mejoran con la escucha o que terminan por caerse.
Y es que durante los delicados beats de Suit&tie el cantante luce cómodo abrazando la madures al máximo pero dejando un espacio para la diversión que corre a cargo de Jay Z, que en una participación a secas logra darle energía al track. Lo mismo sucede en la enérgica Dont hold the wall, donde el ya clásico sampler de Timbaland y la voz de Timberlake hacen un peso pesado de la pista de baile.
En Strawberry bubblegum, el pop deja de ser un juego de niños para un track de 8 minutos que va de mas a menos, donde el sonido se desnuda poco a poco para terminar con la delicada voz de su interprete. Nuevamente convirtiéndose en un recurso que por momentos funciona. Y así pasamos del intro latino de Let the groove in, hasta los raros sampleos de una chica en Spaceship Coupe.
Los puntos débiles del disco se concentran en liricas que parecen de un jovenzuelo salido de una boy band, que de un hombre que con los años ha ganado experiencia. ademas de la producción de Timbaland que no importa con quien trabaje, necesita una renovación, algunos recursos ya suenan desfasados para una epoca donde artistas como Solange o Frank ocean ya le dieron mil vueltas.
El punto cumbre llega con Blue ocean floor, donde una cama electrónica crea lo mejor del cantante, un tema sencillo y romántico que sin duda te motiva a escuchar este disco. No es una placa directa y mucho menos puede competir con sus contemporáneos pero es un esfuerzo que a la larga lo colocara entre los iconos del pop, justo al lado del rey del pop, como el tanto desea.