Artista: Katy Perry
Álbum: PRISM 6.0/10
La rola: Walking on air / Legendary Lovers
Capitol Records
Cuando Katy Perry apareció en la escena musical, muchos se
sorprendieron (incluso la propia Madonna) por la autenticidad de su propuesta.
Para su segunda placa Bonnie Mackie, Dr.Luke y Max Martin salieron al rescate y
el resultado fue uno de los discos "guilty pleasure" más emblemáticos del pop, mucho de ello fue
gracias a la capacidad de Perry de afinar su propuesta, y de tomar un rumbo
netamente pop. Lo cierto es que con lo edulcorado que resultó al final, lo idea
hubiera sido un cambio más oscuro o una temática distinta, lo cierto es que
aquí estamos, una vez más con la misma Perry de siempre y eso comienza a
cansar.
Su tercera `producción es un recordatorio de las
limitaciones de Perry al momento de seleccionar temas para sus discos, cada una
de las 16 canciones que conforman este álbum son mantras contra el mal de
amores. El problema es que la técnica de Perry para hacer suyas sus canciones, nada impresionante e incluso carece de la
personalidad de sus anteriores dos placas, aquí parece hablar a traves de
otros.
Eso si, la primera parte contiene los mejores temas de Perry
en su carrera y la prueba de que eliminar la palabra pretensión de tu carrera
puede ser lo más ideal. El tema introductorio todos lo conocemos, Roar, es un
grower en toda la extensión de la palabra y se convertirá en todo un clásico de
su trayectoria, como un tema simple pero efectivo. Lo siguientes es todo un
contraste en Legendary Lovers se escuchan los mejores versos del dúo
Perry/Mackee en un coro mucho más complejo con orquestaciones que merecen ser
escuchadas en la radio como single.
Los noventas regresan en Birthday y Walking on air, uno de
los homenajes al house noventero, con una voz sampleada que se lleva el
protagonismo, mientras que la balada dedicada a John Mayer, Unconditionally, es
un medio tiempo que no llega al nivel de Wide Awake.
Desgraciadamente Juicy J da pie para una serie de fillers
que desaniman a cualquiera que se atreva a escuchar este disco sin ser fan de
Katy. Por ahí existe esperanza como en International Smile, o en la balada
escrita con Sia, Double Rainbow, donde su voz se torna mucho más orgánica. Katy
está más cerca que sus contemporáneas en la lucha por el trono de Madonna
(comercialmente hablando), el problema es que parece que no hay más que ofrecer
y que su producto está destinado al consumo fácil, algo que ninguna artista pop
debería de considerar como alternativa.
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