Artista: Lana del Rey
Álbum: Ultraviolence 8.9/10
La rola: Shades of cool
Polydor/Universal
Lizzy Grant demuestra con su 4º producción que conoce el
rumbo necesario para su carrera, y pese a que Ultraviolence es, una dosis más
oscura del aclamado debut (oficial) Born to Die, no suena igual; las temáticas parecen ser las mismas, pero sin duda los textos han sido mucho
mejor trabajados, y sobre todo se he eliminado parte de la excesiva producción
que la acompañó desde el principio hasta el estreno del filme Trópico.
Producido por la propia Lana
y Dan Auerbach de The Black keys, Lana se traslada a la época de los setenta canaliza fuerzas
con Stevie Nicks, Janis Joplin y Nancy Sinatra. Entregando un disco, sucio,
disperso, desgarrador y al final del
día, mucho más honesto de su debut, y
con un factor sorpresa mucho mayor a diferencia del pasado (sólo se llegó a
filtrar Black Beauty), aquí se nos muestra a una diva mucho más decadente y a
la vez humilde, ello en la escases de recursos y el uso constante del reverb
como única arma de expresión.
El tema introductorio Cruel World, te lleva a un viaje denso de 6
minutos que hace algunos guiños a temas como Kinda outta look, donde la
temática de balas perdidas se repite. Posteriormente llegan las cinematográficas
Shades of Cool y Ultraviolence; la primera es una suerte de combinación de
guitarras y voz etérea que recuerda a
Liz Fraser mucho menos electrónica. Mientras que el segundo parece hacer
esfuerzo por no ser tan oscuro, quedándose a medias con una voz, que parece grabada
en una sola toma. Brooklyn baby, compuesta originalmente para Lou Reed es una
oda al pasado, con homenajes al fallecido cantante,el jazz y un guiño a sus
críticos. El primer sencillo West Coast , pasara como una oda los temas que
crecen con la escucha, una sucia guitarra, y frases que cruzan la delgada línea
entre lo sensual y lo ridículo. A partir
de ahí el disco pierde fuerza en una
montaña rusa de ideas a medio camino, que se deben a lo (increíblemente) rápido
con que estas se gestaron. Lizzy trabajo menos de un año en el disco e incluso
se aventuró a continuar con la gira del Paradise.
De la segunda parte se rescata el poder de producción de
Pretty when i cry, la divertida e irónica Fucked my way to the top, donde parece estar dedicada a toda America y no a
Lorde y Black Beauty, que con una delicada capa sonora no pierde la fuerza de
su demo.
No es el mejor trabajo de su carrera, pero ha dejado la vara
demasiado alta para el siguiente, no puede continuar con la senda melancólica,
pero al mismo tiempo es incierto hacia
donde se dirige. No importa lo que resto del público, piense, aburrida, cliché
o demás adjetivos, están de sobra cuando
se entiende que un concepto bien armado y con calidad, es capaz de romper
cualquier barrera. Ansiosos por escuchar su siguiente etapa.
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