Artista: Janelle Monae
Álbum: The electric lady 9.7/10
La rola: Primetime/ Dance apocaliptic
Wondaland arts society/badboy records
Cindy Maywaether continúa en la búsqueda de respuestas ante
un mundo que parece dividirse cada vez más, sus armas son simples; su voz y su
fuerza, que le han otorgado a esta historia un carácter mucho más personal que
nada tiene que ver con la creadora de esta historia: Janelle Monáe.
El 2º disco de esta cantante originaria de Kansas es un
deleite emocional para quien lo escuche, pero además es un homenaje al
r&b que se ha escuchado desde el
origen de los tiempos, presentado al público actual de una manera fresca, divertida y muy original.
Producido por Diddy,
Big Boi, Deep Cotto, Roman Giarthur y la propia Monae. The electric lady
presenta las suites 4 y 5 de esta obra
conceptual, aquí Janelle habla de cómo la mujer necesita ser libre y sin
ataduras para intentar cambiar el mundo. A partir de ahí con ayuda de Prince y
Miguel recrea el clásico soul de décadas pasadas mientras divaga en ser o no
ser.
Erykah Badu y Solange
son la compañía perfecta para hacer sentir en casa a su protagonista, mientras
la alientan a continuar con su lucha, y justo cuando está en su punto cumbre
(Dance Apocaliptic), aparece una faceta mucho más desconocida. Look into my
eyes, donde una dulce entrega vocal nos prepara para el final de la primera
suite.
La suite número 5, es mucho más tradicional pero no por ello
menos efectiva, en ella se encuentra una
de las mejores colaboraciones en la carrera de Monáe. Dorothy Dandrige eyes,
donde comparte créditos con Esperanza Spalding es tema de corte épico y aun así
muy limitado en instrumentos, donde ambas voces congenian de manera perfecta.
Lo cierto es que The electric lady en conjunto es un
álbum que nos acerca a la perfección que
tanto se ha empeñado la cantante en mostrarnos, no es un paso adelante en
comparación a The archandroid, pero es una muestra que Monaé está dispuesta a
hacer música de calidad para la radio y aun así mantener su integridad intacta
y eso sencillamente es de aplaudirse.
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